A través de la practica y la apreciación de la pintura somos capaces de disfrutar y tener experiencias estéticas, de emocionarnos, de sufrir, de experimentar dolor, angustia o placer, de convencernos de algo, de conocer otros puntos de vista. Durante mucho tiempo, hasta la aparición de la fotografía, la pintura, ha sido el medio de expresión más idóneo para la representación bidimensional de la realidad tridimensional. Históricamente se ha utilizado con diferentes intenciones: contar historias, comunicar experiencias, defender y propagar ideas y concepciones del mundo, imitar o interpretar la realidad, expresar realidades internas, contribuir al placer y satisfacción personal, etc. La pintura ha sufrido a lo largo de la historia importantes y múltiples transformaciones, que en algunos casos supusieron una evolución y en otros una ruptura radical con lo anterior.
El color ha sido siempre el motivo de interés y estudio de los pintores de todas las épocas, escuelas, estilos, como medio de expresión, como símbolo, medio de comunicación o representación de la realidad.
La pintura rupestre en su gama de rojo, amarillo, ocre, marrón y negro respondía a su ritual mágico.(Como lo vemos en los bisontes de las Cuevas de Altamira, España).
La pintura egipcia, ornamental y simbólica, uso colores azules, amarillos, rojos , verdes, blancos y negros sin mezclar y en forma convencional.
En la pintura griega y romana, se emplearon colores vivos, predominando un arte decorativo y aplicando la técnica del fresco.
En la edad media, el uso simbólico de la pintura se aplico preferentemente en frescos, iconos y miniaturas. Caracterizó al período gótico la pintura de los vitrales, tapices, retablos.
Si existen dos épocas en las que se transformo de manera más radical el concepto de pintura, estas fueron sin duda el Renacimiento y el siglo XX.
El Renacimiento fue capaz de revolucionar y emancipar a la pintura que pasó de ser un oficio artesano a un medio de expresión de libertad e independencia del artista. Las intensas investigaciones de los artistas del Renacimiento revolucionaron el concepto de pintura, naciendo una nueva concepción del cuadro como ventana al exterior, e introduciendo nuevas técnicas como el esfumato, la perspectiva o el óleo. En el Renacimiento una visión antropocéntica enriquece el aporte individual de los genios de la pintura, con investigaciones fundamentadas científicamente tales como Leonardo da Vinci en su libro "tratado de la pintura".
La modernidad, con la aparición de las vanguardias artísticas, quiso despojar a la pintura de todo lo que no le era propio, buscando la pureza absoluta y la libertad formal, y evitar que fuese utilizada con fines extrapictóricos: narrar historias, documentar acontecimientos, etc. Los cuadros dejaron de ser ventanas al exterior para convertirse en superficies bidimensionales, donde se aplican formas y colores con intensiones expresivas de valor autónomo.
El arte contemporáneo contempla a la pintura como un medio, entre otros al servicio de la idea artística. Por lo tanto, en la actualidad, en parte debido al auge de las nuevas tecnologías y en parte a la propia evolución del arte, la pintura convive y sé mimetiza con otros medios: fotografía, arte electrónico, etc.